domingo, 13 de marzo de 2011

El Tapial: Método constructivo para la defensa de Granada

Si algo debe sorprendernos del maravilloso legado arqueológico de Granada es sin duda alguna la posibilidad de estudiar aspectos de la vida diaria de hace mil años. Situándonos en una época en la que las luchas y disputas entre pueblos eran continuas, se puede deducir la importancia que para ellos tenía la defensa de las ciudades o medinas que habitaban.

Hoy día estamos provistos de una maquinaria para la construcción que plantea como posible cualquier reto arquitectónico. Sin embargo, en el siglo XI las herramientas para la gestión de materiales y para el transporte de los mismos.

Por esta razón, para la confección de una muralla defensiva que cubriese cualquier flanco de la ciudad se debían utilizar métodos constructivos ingeniosos con principios básicos como: rapidez en su elaboración, costes bajos, y por supuesto una gran resistencia ante cualquier ataque del enemigo.

Fueron los ziríes los que planificaron una gran muralla desde su llegada a la ciudad. Sería imponente sobre todo por su altura y longitud, ya que cubriría toda la extensión del Albayzín y parte de la ciudad baja hasta incluir la Mezquita Mayor hasta llegar al río. Para ello harían uso de un método constructivo muy usado ya desde tiempo antiguo, que ellos denominaban tabiya , y que nosotros conocemos como tapial.

Consistía básicamente en la confección de unos moldes de madera no muy grandes formados por tableros verticales y horizontales unidos por barras de madera cosidas por sogas, conformando una especie de cajón que servía como sistema de encofrado. Eran rellenados con argamasa (mezcla de cal, agua, arena y piedras pequeñas) o también con tierra y mortero de cal. Esta mezcla se apisonaba en sus diferentes tandas, y endurecería con el tiempo, momento en el que se retiraban los tableros de forma que se podía construir otro trozo de muro.

Tapial: Gráfico ilustrativo del método constructivo


Como base para los tableros se disponían unas tablas que sobresalían del muro, denominadas agujas. En el caso de que éste no fuese muy ancho, lo atravesaban de lado a lado, pero en caso contrario, se clavarían hasta un tercio de la longitud total. Además, para la estabilización y seguridad de los andamios, se clavarían mechinales, pequeñas vigas trapezoidales. Una vez eliminado el encofrado, tanto las agujas como los mechinales se sacarían del muro o cortarían, cubriendo el hueco con materiales y mortero rico en cal, evitando así que los enemigos pudiesen trepar por la muralla. Con el tiempo estas cavidades han perdido el material de relleno, quedando como elemento característico de las muchas murallas que tenemos en Granada y en la Alhambra.

Ejemplo de huecos de mechinales en un muro de la Alcazaba (Alhambra)


Durante varios siglos fue utilizado este método constructivo, ya que posteriormente también lo utilizarían los diferentes dominadores, y por supuesto por los nazaríes en la tapia defensiva alhambreña. Además no se pone en duda su resistencia, ya que después de muchos siglos las paredes y torres construidas con tapial siguen en pie, y las destruidas se deben en su mayoría a la decisión de diferentes autoridades que en momentos concretos así lo determinaron.

Merece la pena conocer estos detalles cuando paseamos cerca de elementos constructivos con mil años de antigüedad, valorando como tesoros auténticos lo que en principio fueron cercas defensivas.

Seguimos caminando...

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